Dibujo y guión: François Lapierre
Editorial: Glénat Quebec
Páginas: 56
Publicado: enero de 2011
Cuando los animales vivían en harmonía con el cielo, todo era perfecto. Pero más tarde, el ciervo mató al oso y el lobo huyó. Desde entonces el ciervo es considerado un animal maldito, y lo mismo sucede con el clan del ciervo de la tribu de los Anisnabegs (Algonquinos). Su jefe, Tsheineh, toma la decisión de convertir a su clan y para ello pide a su hijo Teshkan, que traiga a un "traje negro", como ellos llamaban a los Jesuítas. En el transcurso de su periplo, Teshkan tendrá encuentros que marcarán su destino.
François Lapierre aborda, de nuevo, las leyendas amerindias, su anterior publicación como autor de todos los aspectos de la obra, dibujo-guión-color, fue "Sagah-Nah, l'indien qui parlait aux fantômes" (Sagah-Nah, el indio que hablaba a los fantasmas). Con "Chroniques sauvages" (Crónica salvajes), se mantiene dentro de la fantasía quebequesa, pero en otro registro de emociones. Este relato se dirige a jóvenes entre 9 y 12 años, pero a los adultos les encantará igualmente la odisea del joven indio Teshkan, ¿cómo no ser seducido por la riqueza de este relato, sus personajes, la utilización del color y un trazo que se adapta admirablemente a la historia?. "Chroniques sauvages" puede considerarse una hermosa sorpresa del año que comienza.
El guión no tiene nada que envidiar a las grandes epopeyas. Teshkan es un paria, de lo que nos percataremos rápidamente, un paria que defiende la causa de otros parias. Personajes memorables como su pequeña hermana Mihina, deseando proteger a su hermano, su abuelo, al que ve en sueños o los colonos, ávidos de riquezas y de venganza. Es con Lornand, un solitario cazador francés, con quien Teshkan encontrará la paz. Con su ayuda, el sabrá que camino seguir, completar su búsqueda o abandonarla. Una historia sobre la moralidad del hombre, que François Lapierre nos invita a leer. El hombre no es bueno ni malo, es libre y debe estar en paz con sus actos y en este relato, los personajes están en paz con sus acciones, ya sean contradictorias o no.
La historia transcurre en Nueva Francia, pero en vez de una vegetación exhuberante, es un manto blanco el que cubre el país. Un simpático giro del guión, todo es blanco, silencioso, "monótono" como subraya el narrador. El ritmo del relato es "tranquilo", a pesar de los combates, las aventuras, nada parece acelerar el ineludible destino del joven héroe.
El dibujo subraya muy bien el ambiente, entre policiaco y fantástico. Los personajes están marcados por su historia: Teshkan con sus cicatrices, su oreja arrancada, Lornand, un viejo y fuerte cazador solitario, y Mihina, cuyo trazo circular recuerda la infancia. Nos encontramos lejos de un héroe atractivo que encuentra a un hombre valiente como hermano. Algo que funciona. En cuanto a los colores utilizados, son colores matizados, profundos, que alimentan el relato. François Lapierre sabe utilizar los colores con fuerza, colores digitales, pero en los que domina el talento artístico.
"Chroniques sauvages" es una preciosa historia en la que se entremezclan poesía, filosofía, western y aventura. Un comic para disfrutar.
Hervé Beilvaire.